lunes, 21 de mayo de 2007

Uno de caníbales

Una tribu de caníbales en paro, tras mucho suplicar, consigue ser admitida en la plantilla de una multinacional. Naturalmente les hacen prometer que van a abandonar sus costumbres gastronómicas.

Todo va bien, hasta que un día desaparece un becario. Dándose cuenta de que van a ser sospechosos, el jefe de la tribu reúne rápidamente a todos los caníbales.


- Vamos a ver, ¿quién ha sido?


Todos se miran entre ellos, hasta que uno confiesa:


- Fui yo. Yo me comi al becario.


Entonces todos le miran acusadoramente y el jefe dice:


- Tú eres tonto... Llevamos 3 meses comiéndonos directivos y nadie se ha enterado, y ahora ...

Limosna


Hoy he vuelto a alucinar con la precariedad del mundo de los becarios. Pese a resultar cansina e insistente con el tema, qué queréis que os diga, es que me parece muy fuerte.

Aprovechando una visita a la Universidad, me he asomado al tablón donde se anuncian las prácticas en empresas para todos los estudiantes de la facultad y me he encontrado con una realidad cuanto menos... acojonante. Además de que los alumnos, en la mayor parte de los casos tienen que superar mil pruebas en plan casting de Factor X para poder llegar a colaborar en un cutremedio tipo La gacetilla de Villaabajo, lo que más me ha llamado la atención ha sido la (fea) costumbre que, por lo que se ve, están cogiendo algunas empresas de pagar a los becarios al final de sus prácticas conforme -dicen- a su esfuerzo y dedicación.

Pero bueno, ¿qué tipo de chiste es éste? He tenido que leerlo varias veces para asegurarme de que no se trataba de una errata o una broma de dudoso gusto. Pero no, efectivamente, al menos cinco empresas en el apartado "remuneración" contestaban de esta guisa: se valorará la cuantía económica al final del periodo práctico. Ala, con un par, ¡sí señor! Ni siquiera te dan una pista, no sé, en plan, si te tocas las narices todo el verano 10 euros, si curras 200... Porque está claro que aunque te dejes la piel mucho no te van a pagar. Por no hablar de que si estás tres meses de prácticas sólo verás este aguinaldo caritativo, esta especie de limosna, cuando pase el verano. Mientras tanto, a vivir del aire y olé, que para eso eres joven y hippie.


Esta gente, que pretende dar vacaciones a sus empleados gastándose lo mínimo en un becario que cargue con todo el trabajo, debería saber que, por norma general, los jóvenes que sacrificamos nuestros preciados veranos haciendo prácticas por sueldos míseros solemos implicarnos bastante en lo que hacemos. Pero como de todo hay en la viña del explotador, me encantaría ver el momento de decisión: "ey tú, que digo... ¿cuánto le pagamos al chaval?" "uf, no sé... mira en el contador cuántas fotocopias hizo y multilplicalas por un céntimo".


Ver para creer. Y lo peor es que la mayoría de nosotros, sin otra opción para hacer un poco de currículum, agachamos la cabeza y nos preguntamos, con pocas esperanzas depositadas en la respuesta, si vendrán tiempos mejores o acabaremos trabajando a destajo como en tiempos de vendimia.

jueves, 17 de mayo de 2007

A -Team

Esta mañana hemos tenido reunión con los jefes del departamento. Este tipo de eventos y celebraciones se suele avisar vía mail con bastante antelación pero, por lo que se ve, mi dirección no aparece en el listado de la Intranet por lo que para mí ha sido como un desagradable exámen sorpresa.
Los jefes de departamento, a los que yo no conocía, son dos señores (uno español y otro francés) muy encorbatados que presumen de gran complicidad ya que contínuamente uno empezaba una frase que el otro terminaba y viceversa. La situación llegaba a ser tan absurda que, por momentos, parecía que estábamos ante una vulgar imitación del famoso sketch del vaso de agua de Tip y Coll.
Los dos tipos han insistido hasta la saciedad en que somos un equipo y que sólo una verdadera comunicación transversal entre todos los miembros nos permitirá alcanzar las metas deseadas. Por esa misma razón, han lanzado una iniciativa que ellos mismos, con la habitual modestia que caracteriza a estos ejecutivos, han definido, al más puro estilo José Luis Moreno, como: "única, novedosa, inigualable, dinámica (uh uh uh!), y -sobre todo- OBLIGATORIA.
La noticia bomba ha caido sobre todos nosotros como un jarro de agua fría: seminario de dos días en una casa rural de León.
Yo, sabedora de que este tipo de cosas, gracias a dios, no van conmigo porque se supone que no tengo seguro de prácticas fuera de la empresa o no sé que rollos, no he podido evitar una sonrisa maliciosa al imaginarme al "equipo" conviviendo al más puro estilo Supervivientes en una casa rural. Esta gente se mata, lo sé. Supongo que la "espectacular" iniciativa de los jefazos pretende unir los lazos, fomentar el colegueo y hacer de mis compañeros una comuna hippy a través de ejercicios espirituales. Pero yo más bien me imagino una especie de guerrilla interna donde las diferencias insalvables entre unos y otros pueden acabar peor que la tragedia de Puerto Hurraco.
En cuanto a mí, que me quedo al frente del chiringuito durante su ausencia, sólo me queda rezar para que su escapada dominguera no suponga, como presiento, una carga extra de trabajo. Ampáranos, señor.

lunes, 14 de mayo de 2007

No por mucho madrugar...

Ahora que estamos en época de elecciones, de campaña política e idílicos programas electorales, brindo altruistamente una propuesta con la que hasta el partido más absurdo podría hacerse con la victoria en las urnas: que se tipifique como delito -grave- el levantarse a las seis de la mañana para ir a trabajar.

No, en serio, ¿alguien cree que levantándose a esta hora alguien puede ir contento al curro? Si es que según suena el despertador ya te entra una predisposición a la mala leche...
En mi caso, hasta ahora, yo sólo concebía las seis de la mañana como una hora de llegada a casa, en las condiciones que fueran, pero llegada al fin y al cabo. Así que, desde que empezado como becaria, he tratado de asumir sin éxito las ventajas del terrible madrugón. Me repito a mí misma como un mantra: "toda la tarde libre, toda la tarde libre, toda la tarde libreeeee". Pero nada.
Y es que eso es lo peor de que tu jornada laboral comience a horas intempestivas, que encima tienes que agradecerlo porque, por alguna extraña razón todo el mundo, excepto quien "disfruta" de este horario, lo percibe como una ventaja sobrenatural. Pero, ¿a qué estamos jugando? ¿Encima tengo que dar las gracias por levantarme a esa hora maldita? Que si ya quisiera yo, que si lo que daría por poder dormir siesta, que a quien madruga dios le ayuda...
Es lo único que me consuela, que dios esté de mi lado, porque viendo cómo están las cosas en la oficina falta me va hacer la protección divina.

viernes, 11 de mayo de 2007

¡A por ellas!

Abierta la 21 convocatoria para hacerse con una beca CITIUS.

Las CITIUS se insertan dentro de un Programa de Formación de Postgrado cuyo objetivo es la integración de recién titulados en el complicado mercado laboral.

La novedad de estas becas es que combinan parte teórica y práctica a un tiempo. Por un lado, cuentan con lo que llaman "Plan de Formación Específica en la Empresa" que no deja de ser a pesar del nombre rimbombante unas prácticas tuteladas en una empresa y además con un "Plan Académico de Formación" o lo que es lo mismo, más de 125 asignaturas optativas de formación universitaria de postgrado en diversas áreas de conocimiento.
En definitiva las Citius ofrecen un mínimo de diez meses de prácticas efectivas en la empresa y 160 horas de formación académica tras las cuales se obtiene un diploma expedido, como Título Propio Conjunto, por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Autónoma de Barcelona, y de una Certificación de la Empresa en la que hayamos colaborado.
hay empresas asociadas para casi todos los gustos abarando áreas tan diversas como: Tecnologías de la Información, Energía y Medio Ambiente, sector Farmacéutico, Consultoría, Ingeniería, Electrónica, Aeronáutica, Arquitectura, Transporte, sector Financiero, Turismo, sector Inmobiliario, Seguros, Sanidad, Distribución y Comercio, Alimentación, Formación, Fabricación de Automóviles, y Entidades Corporativas.

Los requisitos para acceder a estas becas son:
  • Haber conseguido -de la manera que fuere- un título universitario oficial.
  • No superar la treintena
  • No contar con una experiencia superior a 6 meses relacionada con la titulación (éste es fácil ¿eh?)
  • No haber sido beneficiario de alguna beca para titulados universitarios, ¡no seáis abusones!

Si reúnes los requisitos y te apetece currar de lo tuyo mientras cobras un mínimo de 800 euralios brutos al mes durante un año, ni lo pienses, hay más de 500 plazas: http://www.cvnet-fue.com/.

miércoles, 9 de mayo de 2007

martes, 8 de mayo de 2007

¿Cuánto cuesta un café?

Si el primer día de un becario es decisivo, no podemos menospreciar la importancia de las sucesivas jornadas laborales. Con esto me refiero, no tanto a las tareas propiamente de trabajo, como a las de supervivencia pura y dura en las que cualquier persona becada podría ser Honoris Causa. En este sentido, señalamos como acciones imprescindibles:


1. Enterarse de quién maneja el cotarro. Verbigracia, pisparse de quién son los jefazos/jefazas a los que tendremos que aguantar desplantes y reir gracietas al mismo tiempo durante nuestra estancia práctica. Esta tarea no suele entrañar demasiadas compliciones porque a los jefes les encanta mantener una pose de jefe que no deje dudas de su cargo. Además, el becario cuenta con la facilidad de que es el escalón más bajo en cualquier jerarquía por lo que se puede decir que todo ser vivo que te rodee en la oficina es tu superior. Por si acaso, aquí van unas pistas para conocer el entorno y aficiones de los jefes.


2. El trijoneo incisivo con los compañeros. De todos es sabido que desde que el trabajo es trabajo existen las relaciones entre compañeros. Estas relaciones atienden a diversos fines. Encontramos desde la típica pareja de amiguetes que se conocieron en el trabajo y ahora planean boda, hasta los que simplemente toman juntos por sistema el café de las 10, los que se avisan para salir a calmar el mono con un pitillo... Y, por supuesto, las típicas relaciones de índole amoroso/sexual/extramarital que, francamente, son las que más juego dan en la oficina pero que las dejo para otra ocasión o para Dolce Vita.

Lo importante aquí es conocer las alianzas y conspiraciones judeo masónicas que tienen los unos con otros, los otros con los unos, los todos contra los jefes... De momento el ver-oir-y-callar nos va como anillo al dedo porque el futuro cotilleo con los compañeros exige una fase previa de intenso trabajo de campo e investigación que nos evitará peliagudos malentendidos como poner a caldo al pedante de Administración delante de su idolatrada esposa.


3. Marcar el territorio. No es plan de que el becario vaya dejando rastro cual perro en celo por los rincones de la oficina, pero sí se recomienda crearnos, con sutileza, (que no parezcamos los colonizadores de la nueva América) nuestro propio hueco en el puesto de currelaje. Para ello, contamos con infinidad de estrategias de lo más variopintas. Cada becario recién llegado deberá poner a punto la astucia para crear sus propias maniobras de usurpamiento progresivo. Una de estas medidas preventivas consiste en recalcar insistentemente tu nombre. Repítete hasta la saciedad aún a riesgo de que parezca que tienes más ego que Pedro Ruíz. Ante una pregunta "¿Cómo te llamas, bonita?" "María". O introdúcelo en tus respuestas: "¿Me acercas eso?" "Claro! tú pídemelo sin problemas: María, y yo te lo traigo". En tus historias del café "Y me dice mi madre...María que llegas tarde". María, María, MARÍA!Cómo si fuera una oda al cannabis. Esto es un consejo muy personal que ofrezco (gratuitamente porque soy así de generosa) tras haber tenido que enfrentarme en repetidas ocasiones al vocativo de "moza", "tú", "bonita", "oye", "maja", "morena", y el peor: "jóvena" (aaagggh).


Otro tema es el de delimitación de tu puesto de trabajo. Si bien es cierto que no podemos exigir una oficina de 300 metros cuadrados con vistas al mar, por lo menos debemos tener un sitio donde trabajar/habitar. Un sitito que defender a muerte aunque sea el peor cuchitril en el que la inmundicie sea nuestra compañera fiel. Es MI sitio y punto, donde dejo mi abrigo, mi bolso, mi mala ostia cuando me acuerdo de lo que cobro... Una vez estuve haciendo prácticas dos meses en un sitio donde estaban de obras y por tanto no había un lugar asignado para los tres becarios que estábamos. Por supuesto teníamos que utilizar ordenadores de los compañeros, su sitio...Aquello que en hora punta estaba más concurrido que el mercadillo en domingo parecía una mezcla entre Gran Hermano y el juego de las sillas donde todo el mundo observaba a todo el mundo y en cuanto quedaba un puesto libre había disimuladas carreritas para hacerse con el preciado ordenador.


4. En cuarto y último lugar se recomienda ir aprendiendo las tareas que vamos a desempeñar en la empresa. Alguno me reprochará que este consejo ocupe el cuarto puesto, pero es que este paso no es voluntario: quieras o no quieras te va a tocar pasar por él. Y es que a veces no importa tanto lo que aprendiste en las aulas durante tu calvario (que ahora parece un paraíso) estudiantil como saber cuánto vale un café. Que se lo digan a Zapatero.

lunes, 7 de mayo de 2007

Becarios, becarias, la que va a morir os saluda.

Bienvenidos todos a la primera entrada de este mi primer blog en mi primer día como becaria en una empresa de cuyo nombre no me quiero acordar...

Hoy ha sido el día de las presentaciones. ¿Quién no ha tenido un primer día en algún sitio? La situación me recuerda al primer día de clase después del largo verano. Nervios en el estómago la noche anterior, sueño más que ligero pensando en cómo iría todo a la mañana siguiente, las típicas dudas sobre cómo serán los compañeros, que nivel de hijaputez tendrá la profesora, cómo se dará el curso...

Pues exactamente así ha sido mi llegada. Y una cosa digo... ¡qué incómodas son las presentaciones! ¿Quién las inventó? Por lo menos éstas lo son. A mí los sábados copa en mano pues mira, bienvenidas sean, pero en el tema laboral... Ahí estaba yo con mi disfraz, perdón, traje elegante, con mi sonrisa perfecta, con mi ansia por crear una favorable primera impresión (el puñetero acervo popular y su "la primera impresión es la que cuenta" con la que mi madre me ha martirizado durante años forma parte de mis peores pesadillas) tratando de recordar cada uno de los 1.237 nombres de las personas que me iban presentando. Nada, imposible, ni con los más variopintos trucos nemotécnicos ni, si me apuras, con una dieta basada exclusivamente en rabos de pasa. Soy malísima para los nombres y claro, tampoco me parecía de recibo tratar con la gente como “Eh, compañero (del metal), ¿dónde está la fotocopiadora?" o peor aún “Oiga, mi superior, ¿los aseos?”. Así que nada, toda la mañana calladita como una muerta hasta que... ¡tachán! He conocido a otra becaria que ha ejercido de particular sensei conmigo. Conocer a la becaria-sensei ha sido, junto con el timbre que anuncia el final de la jornada laboral, la mejor experiencia de la mañana. Cuando ha aparecido en mi oficina sabía que era ella, la elegida, otro miembro de mi misma especie, mi maestra, mi guía, ¡oh mi sensei!

La verdad es que la chica se ha portado y ha venido desde el quinto pimiento de la empresa para conocerme y guiarme en esta nueva experiencia becaril. La susodicha, que es una chica joven, guapa y moderna estilo gafapástico, no ha dudado en describir el ambiente laboral como "una movida que flipas". Miedo me dan sus palabras.

Pero bueno, pasó el primer día y eso es lo que cuenta. Ya os iré describiendo mis experiencias e impresiones. De momento, y pese a mis esfuerzos por no prejuzgar a los compañeros, (al menos no el primer día…) no he podido pasar por alto el enorme parecido de uno de ellos con cierto personaje de Camera Café.

Mañana más y, esperemos, mejor.